Descripción
James describe cómo el COVID-19 es un peligro real, y supone un gran desafío en su área demográfica, que ya ha sufrido recientemente una epidemia de Ébola y un deslizamiento de tierra. James habla del impacto negativo que el COVID-19 está teniendo en su vida, en la vida de sus familiares y de la comunidad en general, haciendo hincapié en la tensión económica, el efecto en la salud física y mental, la presión sobre los servicios de salud y la pérdida de relaciones sociales.
"El COVID-19 es una realidad. Que nadie te engañe. Es una epidemia y es una enfermedad muy grave que afecta al mundo entero.
Primero fue el Ébola, luego el deslizamiento de tierra y ahora el Coronavirus. ¿Cuándo vamos a tener un respiro? Mucha gente de nuestro país va a morir, y habrá gente que también sacará rentabilidad económica de esta situación.
Cuando me enteré del primer caso en Sierra Leona, supe que tendría un doble efecto en nuestro país, tanto sobre la salud como sobre la economía. Y que, probablemente, nos llevará, por lo menos, de cinco a siete años recuperarnos de ello.
Mi esposa es decoradora y es ella la que mantiene la economía familiar. Ha tenido que cerrar su negocio debido a las restricciones en reuniones y eventos públicos. Estamos utilizando sus escasos ahorros para poder vivir; y si las cosas no mejoran, no sabemos cómo vamos a sobrevivir.
Administramos lo poco que tenemos y estamos analizando la posibilidad de dedicarnos a otro tipo de negocio que nos proporcione algún ingreso. También valoramos invertir lo que tenemos en otro tipo de negocio para poder llegar a fin de mes.
Mi hijo mayor me enviaba desde el Reino Unido los medicamentos para mi diabetes, pero ahora no es posible. Algunos grupos nos intentan ayudar con cubos de agua y jabón, pero nadie nos ha aportado dinero que es lo que más necesitamos.
Por el bien común debemos respetar todas y cada una de las medidas de restricción puestas en marcha; Por lo tanto y teniendo en cuenta mi condición médica yo estoy cumpliéndolas todas. Casi siempre estoy en casa, pero el COVID-19 ha provocado un cambio sustancial en nuestra interacción con los demás. NO tenemos contacto físico, no nos damos la mano, y no nos reunimos con nuestros amigos.
El COVID-19 es mi mayor temor en este momento, porque tiene muchas consecuencias negativas. Me preocupa que los servicios de salud no me puedan ayudar si me contagio con el COVID-19. Por este motivo, he decidido quedarme en casa y seguir las directrices. Mi mayor esperanza está en Dios. Confío en él para protegerme."