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"Cuando me enteré por primera vez del COVID-19, como la mayoría de la gente a mi alrededor, estaba aterrorizada. No sabía mucho sobre la enfermedad: ¿cuáles son las implicaciones para la salud? Si adquiero el virus, ¿voy a ser hospitalizada al considerar que mi grupo de edad es de alto riesgo? Y lo más importante, ¿podré recuperarme?
Debido a estas preocupaciones, mi familia y yo hemos decidido actuar como si tuviéramos el virus. Como necesito protegerme y proteger a los que me rodean, limpio y desinfecto la casa de acuerdo con las directrices que nos proporcionaron. Cada vez que quiero ver a alguno de los miembros de mi familia, me aseguro de tomar todas las precauciones, no me acerco a ellos, no los beso ni los abrazo.
Mi primera preocupación fue, y siempre será, mis hijos y sus familias. Por eso decidí aislarme. Me preocupa su comportamiento. ¿Están tomando todas las precauciones? ¿Se van a infectar? ¿Qué puedo hacer para ayudarlos y garantizar su seguridad? Como vivo en Beirut, creo que el acceso a los servicios de salud es relativamente fácil. Ahora que ya somos conscientes de los síntomas comunes de esta enfermedad, si tenemos alguno de ellos, podemos buscar directamente ayuda o asesoramiento profesional.
A pesar de que siempre trato de tener pensamientos positivos, no puedo ignorar el hecho de que recientemente tuve una cirugía a corazón abierto y tengo otras enfermedades crónicas, por lo que estoy muy preocupada por mi salud. ¿Qué pasa si me contagio con el virus y no hay capacidad para tratarme en el hospital? ¿Qué pasa si no sobrevivo al COVID-19?
Además, en los países con ingresos elevados están priorizando la hospitalización de las personas más jóvenes. ¿Qué pasará aquí cuando la situación empeore? El estado de incertidumbre, los pensamientos negativos y enfrentarme a un enemigo invisible, me produce cierta inestabilidad mental. Creo que soy, hasta cierto punto, capaz de abordarlo correctamente porque estoy acatando, sin excepción, todas las precauciones y medidas. Estoy cuidando mi nutrición y tomando todos los medicamentos según lo prescrito.
Al principio, cuando escuché cómo los medios de comunicación hablaban sobre la vulnerabilidad de las personas mayores, y cómo el virus puede atacarnos, me asusté mucho, me aterroricé. Sentí que encajaba en ese grupo de personas que pueden adquirir fácilmente el virus. Pero a medida que ha ido pasando el tiempo y nos hemos familiarizado con la enfermedad y cómo hacer para protegernos, siento que ahora los medios de comunicación deberían escucharnos a nosotros y aprender de lo que hacemos para protegernos. Ver cómo la curva de infección ha ido aumentando me ha entristecido, pero también me ha decidido a ser prudente y quedarme en casa. Además, me da la sensación de que los medios tienen la intención solapada de causar miedo. Es como si nos estuvieran abofeteando con la realidad, para tratar de aumentar nuestro compromiso y nuestro sentido de responsabilidad.
Saber que hay bulos, noticias falsas e información errónea, me ayuda a no creer ni confiar en nada de lo que leo o escucho. Aunque tenemos un riesgo mayor y somos los más vulnerables, creo que la mayoría de nosotros (personas mayores) somos más sabios, con mayor experiencia y tenemos un elevado sentido de la responsabilidad hacia nosotros mismos, nuestras familias y la sociedad. Como dice un viejo refrán libanés, "somos la bendición de la sociedad".
Realmente, desconozco la actuación concreta de nuestro gobierno en relación con las personas mayores. Sin embargo, si hubiera algo significativo, creo que me habría enterado. No saber nada se debe, probablemente, a la incapacidad financiera del gobierno del Líbano. Creo que el verdadero esfuerzo y consideración hacia las personas mayores, {en el Líbano}, proviene de las ONG, del sector privado e incluso de iniciativas personales. Y por supuesto, no podemos olvidar el trabajo que está haciendo el Hospital Rafik Hariri, ya que fue uno de los primeros hospitales en admitir y atender casos de COVID-19. Esperemos que el número de casos no aumente para que haya espacio para que las personas mayores sean hospitalizadas si es necesario.
Aunque no vivo con mis hijos en la misma casa, y la situación económica de nuestra familia es mala, hemos podido apoyarnos moral y socialmente, aunque no financieramente. Nos llamamos, nos interesamos y todos estamos ahí para los demás. Comprobar cómo se preocupan por mí y cómo velan porque esté a salvo en casa me motiva y me hace ser más resiliente durante más tiempo. Porque en realidad, para mí, este tipo de apoyo es lo que mantiene viva el alma, y me hace sentir especial, apreciada y esperanzada.
Una vez que todo esto termine, me felicitaré por mantener una actitud positiva durante todo este tiempo. Voy a recordar esto como una lección, ya que no importa lo mayor que me vaya haciendo, siempre tendré cosas nuevas que aprender y podré adquirir nuevos hábitos, y nunca debería dar nada por sentado. Esta experiencia me ha hecho apreciar las cosas pequeñas del día a día, lo que realmente importa y quién se preocupa verdaderamente por mí. Me ha recordado mis aficiones: coser, leer y cuidar de mi casa de diferentes maneras. También ha fortalecido las relaciones entre los miembros de la familia y ha reavivado antiguas relaciones.
En general, el COVID-19 no me asusta. Aunque soy plenamente consciente de su gravedad también sé cómo protegerme y cómo evitar contagiarme."
Gracias a la Fundación Imam Sadr, la Asociación Amel y la Oficina de Salud Comunitaria Makassed